Amaneció
la mañana
con niebla y frío de invierno;
nuestro encuentro fue fraterno
en esta zona serrana,
con
el grupo bien mermado
por los que fueron a Islandia,
aunque quizá Disneylandia
menos les habría cansado.
Empezamos
la excursión
con un poco de demora,
casi fue una media hora
y tuvo una explicación:
Entre
atascos y accidentes,
la nueva senderomaga
¡que no viene y se rezaga!
teniéndonos impacientes;
y
es que es de mala presencia
que en tu primera excursión
demores al pelotón;
lo digo por experiencia.
Al
comenzar la andadura
con tanto espacio sombrío,
no sabíamos si el frío
sería nuestra tortura,
mas
la mañana invernal
tras empezar a bajar
se habría de transformar
en una tarde estival.
De
Cotos a la Angostura
con solo seguir el río
un difícil extravío
supondría esta aventura
de
bajada sin dilemas,
siguiendo la margen diestra
y subir por la siniestra
sin asomo de problemas.
Nada
más salir del puerto
llegamos al Pingarrón,
un refugio de excepción,
aunque no estuviera abierto,
y
enseguida una gran poza,
primera de un gran rosario,
un extenso balneario
en que la gente retoza
desde
el Cotos al Paular
pasando por la estrechura
bien llamada la Angostura
¡un SPA bien singular!
Conseguimos
sin esfuerzo
llegar al punto más bajo,
¡no nos costó ni trabajo!,
y comimos el almuerzo
en
poza muy conocida,
mas Paco Nieto faltó
y ninguno se atrevió
a hacer una zambullida.
Cruzamos
por fin el puente
para dejar esa orilla
y emprender —cosa sencilla—,
la vuelta por la de enfrente,
pero
pronto reparamos
en el pérfido perfil:
de una forma muy sutil
bajamos y más bajamos
para
luego concluir
de una forma puñetera,
y al final de la carrera
no dejar ya de subir,
y
el grupo se fue estirando
a medida que subía
porque alguno ya sufría
mientras se iba rezagando,
mas
la peña, solidaria,
tuvo mucho miramiento
haciendo a cada momento
y de forma voluntaria
la
«parada del cabrón»
que consiste en esperar
para volver a arrancar
en cuanto llega el tardón.
Sin
apenas desconcierto
nos vimos en la Pradera,
una zona dominguera
que está muy cerca del puerto,
y
llegados al destino
nos despedimos, mas antes,
unas birras refrescantes
en la Venta Marcelino.Paco Cantos 11/9/2019
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