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Los miércoles encerrados

     Es miércoles, y a pesar
de estar aquí en la ventana,
lamento, de mala gana,
que no me pueda escapar
     de mi casa, y encerrado,
estoy aquí, recluido,
arrestado y detenido.
Coronavirus malvado
     que nos has interrumpido
nuestra actividad más sana,
la mejor de la semana,
nuestro miércoles querido.

     Es miércoles, pero hoy,
si no voy, no es porque llueva,
es que dentro de esta cueva
recluso y cautivo estoy.
     Cuántos miércoles —lamento—
he dejado de acudir,
cuántos miércoles sin ir,
cuántos miércoles, ¡lo siento!
     Si ya desde tiempo ha
el agua el frío y el viento,
un gran estremecimiento,
produce en los de Alcalá,
     ahora pienso que ojalá
cayendo chuzos de punta,
toda la tropa conjunta,
los de Alcalá y los de allá,
     estuviéramos andando
bajo una intensa tormenta,
y aunque fuese muy violenta
marcharíamos cantando.
     ¿Qué es, pues, la felicidad?:
subir a La Maliciosa,
experiencia religiosa,
sensación de libertad,
  con vientos huracanados,
y ocho grados bajo cero,
a primeros de febrero,
¡y hoy nosotros, encerrados!

     Ha llegado el equinoccio,
se ven alargar los días,
es tiempo de romerías,
de diversión y de ocio.
     ¿Y qué es lo que toca ahora?,
algo que siempre se espera,
que, al entrar la primavera,
se acerca el cambio de hora,
     y estamos anonadados,
por las tardes hay más luz,
una hora más, ¡vaya cruz!,
¡una hora más encerrados!

     Me sobran gorros, chaquetas,
guantes, mochila, crampones,
las gafas de sol, bastones,
botas, guetres y raquetas,
     y hasta la crema solar
se está quedando obsoleta,
no hay rayos ultravioleta
y se me va a caducar;
     hay, sin falta, que buscar
alguna otra diversión
que ver la televisión,
y admito sin vacilar
     que, para los confinados,
no hay actividad más sana
que aplaudir en la ventana
por no estar tan encerrados.

     Bendita sea la aguanieve
que cayó en el Ventorrillo,
bendito sea el bocadillo
que se moja cuando llueve,
     bendita sea La Pedriza
que, aunque las piedras detestes,
mejor por zonas agrestes
que reclusión enfermiza.
     Mejor con lluvia y calados,
mejor fríos y ateridos,
mejor hartos y molidos,
mejor que estar encerrados.

     Es un tema de conciencia:
no salir, ¡que nadie vaya
ni a la sierra ni a la playa!,
es tiempo de penitencia,
     y el virus nos ha evocado,
que estamos en la cuaresma,
la actividad del GMSMA
—como todo— se ha parado
     por el virus del demonio.
¡Que se vaya a los infiernos!,
ni los «Miércoles Alternos»
ni «Miércoles con Antonio»,
     que por los hechos citados,
hoy nuestra organización
cambie su definición
a «Miércoles Encerrados».

Paco Cantos  25/3/2020

1 comentario:

  1. Que se te puede decir
    tras tus magnicos versos,
    que es una pena no ir
    al estar todos presos.
    ������
    Lo seguiré intentando
    Fuerte abrazo Paco

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