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Siete Picos con nieve

     No eran buenas previsiones
de la meterología,
la AEMET así lo decía:
«Muy gélidas sensaciones,
viento fuerte todo el día...»,
pero en muchas ocasiones
las previsiones engañan,
pasó en otras excursiones,
cosas que no nos extrañan;
y esta excursión invernal,
además de ser genial
—si no confundo las cuentas—,
en mi cómputo total
hizo mi excursión trescientas,
y otros datos hay que darlos
sin que nadie los desmienta:
otras tantas hizo Carlos
y Flor hizo las cincuenta.

     Aprovechando —por cierto—
esta primera nevada,
con un cielo descubierto
nos juntamos en el Puerto
—cierto— de Navacerrada.
Empezando la ascensión
por un repecho empinado,
todo pinos y nevado
y algún que otro resbalón,
sin apenas sobresalto
y sin mucho resoplar
pronto llegamos al Alto
del Telégrafo, lugar
desde el que ya se tenía
una visión colosal,
y es que ya se preveía
que nos esperaba un día,
como poco, excepcional.
Mas, antes de proseguir
era cosa preceptiva
tomar como souvenir
nuestra foto colectiva.

     Un poco más adelante
hay una zona sin pinos,
parada del caminante.
Desde esta vasta pradera
se eligen varios destinos,
es el cruce de caminos
de la Piedra Ventolera.
Proseguimos la excursión
al oeste y cuesta arriba;
no era una cuesta excesiva
pero nieve, había un montón.
Y con esta perspectiva,
por senderos inclinados,
crei que se aparecieran
fantasmas muy embrujados;
pero aunque lo parecieran
no eran fantasmas, pues eran
cientos de pinos nevados.

     Llegamos al Somontano
séptimo pico oficial,
también el más oriental
y el más alto del rellano,
ya eran las doce, y diré
que, como otras ocasiones,
paramos sin dilaciones
a tomar el tentempié,
cosa que yo aproveché
—no me faltaban razones—
y a todos los invité
con suculentos bombones.

     El sexto —siempre lo ha sido—
fue el más duro de pasar,
«piedra y hielo ¡no juntar!»,
dice quien lo ha recorrido.
El resto fue pan comido,
pues aun cubierto de nieve
hasta el segundo, fue breve,
y con paso decidido,
que, aunque parezca muy llana,
la nieve se subestima,
es crujiente por encima
como crema catalana,
pero blanda por debajo,
se hunde y metes la pata
de una manera insensata
¡qué dificultad, carajo!

     Bajar la cuesta empinada
de la Lóbrega Cañada
fue cosa muy divertida,
y por la nieve caída
no fue cosa complicada
llegar muy pronto al Collado
Ventoso, donde comimos,
descansamos y seguimos
el camino tan trillado
del Schmidt, que nos llevó,
cómodamente y sin prisas,
con superficies más lisas
por la nieve que cayó,
al lugar de la partida:
nuestro Puerto conocido,
tantas veces recorrido
por esta familia unida.

      Y ahora que todo ha acabado
doy mi calificación
de esta soberbia excursión
que tanto nos ha gustado:
Dos sicarias por el día
porque no nos hizo viento,
otra por el sentimiento
de amistad que nos unía,
dos por la inmensa nevada
y otra más por esas las vistas
envidia de paisajistas.
Y con la cuenta ya echada,
por más que le pongo ahinco
al menos me salen seis,
pero no puedo — ya veis—
que ponerle más que cinco.

Paco Cantos  25/1/2023






Repaso al 2022

     Empecé el año pidiendo
que este fuera, por favor,
solo un poquito mejor,
pero se nos fue torciendo,
¡así es esta vida perra!
pides más felicidad,
paz y buena voluntad,
y en vez de paz, tienes guerra.
Resumo, pues, ¡míralos!,
los hechos y las hazañas
vividos entre montañas
este dos mil veintidós:

     Fue nuestra excursión primera
una de frío y de hielo
que nos produjo canguelo
al pasar la Cagalera.
     Si lo piensas y echas cuentas,
en GMSMA todo llega;
en la Cruz de la Gallega
hemos cumplido seiscientas.
     Qué aparatosa caída
y qué cosa más morbosa,
volver de La Maliciosa
con la cabeza cosida.
     Esto no me tranquiliza
y me causa mucho daño:
hemos ido a la Pedriza
solo una vez este año.
     Me quedé un poco perplejo
de esta visita tan grata,
la antigua mina de plata
del pueblo de Bustarviejo.
     Excursiones singulares:
Mallorca, Cazorla, el Jerte,
Asturias, Creta, ¡qué suerte!,
con Pirineos glaciares.
     De Villalba al Escorial
fuimos andando de ida
y volvimos, de venida,
en un tren, ¡fenomenal!
     La paleta de colores,
que no ves todos los días
la vimos con las peonías
y con otras muchas flores.
     Barrancos, pizarra y jara
del Atazar a la Puebla,
mucho sol y poca niebla,
aunque alguno se cansara.
     La Mujer Muerta trepamos
con un calor contundente,
y en el miércoles siguiente
por poco nos congelamos.
     Los que no le tienen fobia
al agua se han refrescado
este verano pasado
en las charcas de Segovia.
     Para tomarnos la cena
a Siete Picos subimos,
y allí, todos nos hicimos
fotos con la luna llena.
     Ascendimos puntuales
al San Pedro, y en su cumbre,
pedimos, como es costumbre,
que nos librara de males.
     No pude acudir, ¡qué pena!,
aunque otra vez se repita,
esta excursión tan bonita
al Pino de la Cadena.
     Dinosaurio y Tiburón
no son dos piedras vulgares,
sino piedras peculiares
que nos molan un montón.
     Excursión poco serrana
todos sabemos por qué,
la Casa de Campo fue
una excursión muy urbana.
     Y allí, en Vegas de Matute
unos niños nos cantaron
villancicos que causaron
un gran deleite y disfrute.

     ¿Es algo premonitorio
peregrinar, penitentes,
el día de los Inocentes,
al lugar del Purgatorio?
Pues Antonio nos gastó
una gran inocentada
convocando una quedada
a tomarnos ¿por qué no?
las uvas en Peñalara.
Muchos picaron creyendo
que eso era un plan estupendo,
aun siendo la cosa rara.

     En crónicas anteriores
afirmé que el año entrante
sería más fascinante
y con momentos mejores,
pero esta vez no me mojo,
¿cómo será el nuevo año?,
os lo digo sin sonrojo:
Con no ser peor, me apaño.

Paco Cantos  1/1/2023